¿CAPTAS LAS SEÑALES QUE TE ENVÍA EL UNIVERSO?
¿CAPTAS LAS SEÑALES QUE TE ENVÍA EL UNIVERSO?
El universo te está hablando
continuamente. Tan solo hace falta abrir bien los ojos y querer ver. Estar
conectados con el fluir natural de las cosas. Estar presentes, aquí y ahora.
Cuando vaciamos nuestra mente de
conceptos, ideas, opiniones, creencias y nos entregamos al “no-saber”, es
entonces cuando damos cabida a un saber mucho más profundo, superior a nosotros
mismos y al personaje que nos ha tocado desempeñar en esta vida, y que se
manifiesta y actúa a través de nosotros.
En palabras de Stanislav Grof: “Cuando nos identificamos con la conciencia cósmica sentimos que somos
capaces de albergar en nuestro interior la totalidad de la existencia y
comprender la realidad que subyace a todas las realidades particulares”
Cuando vivimos dormidos, en
piloto automático (que suele ser la mayor parte del tiempo) estamos totalmente
desconectados: nos levantamos ya con prisas, nos vamos a trabajar, intentamos
solventarlo todo por nosotros mismos, nos sobre esforzarnos, juzgamos lo que
nos pasa, responsabilizamos a otros. Nos obsesionamos con controlarlo todo, con
la convicción de que somos nosotros quienes tenemos que solucionar todas las
cosas que nos ocurren. Estamos tan sobrecargados que no dejamos espacio para
nada que no sean “nuestras propias neuras mentales”. Esta lucha interna bloquea
la energía e impide el fluir natural que caracteriza el universo del que
formamos parte.
Intentamos racionalizarlo todo y
nos cerramos a realidades que van más allá de nuestra razón. Nos hacemos
preguntas y no esperamos a que las respuestas lleguen, intentamos encontrarlas
por nosotros mismos, porque nos creemos importantes, creemos que todo depende
de nosotros y nos cerramos a la magia de la vida, cerrando los ojos a las
señales que esta no envía.
Parafraseando a Einstein “La mente intuitiva es un regalo
sagrado y la mente racional su fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que
rinde honores al sirviente y ha olvidado el regalo”.
Creemos que podemos aprehender la
realidad con nuestra mente racional, y la mente racional tendrá muchas
utilidades, pero para este fin no nos sirve.
Si logramos vaciarnos, dejarnos fluir, con conciencia y atención al momento
presente, simplemente experimentando y viviendo cada momento con intensidad
podemos descubrir otro mundo en este mismo mundo, más real incluso que este.
·
¿No te ha ocurrido nunca estar pensando en
alguien y, en ese momento, o unos días después, esa persona te llama, te envía
un mensaje o te la encuentras por la calle?
·
¿Has tenido alguna vez un sueño que
posteriormente se ha cumplido?
·
¿Te has hecho alguna vez una pregunta y luego
has encontrado la respuesta en un libro, un cartel, un artículo que aparece
como por arte de magia ante ti?
·
¿Has tenido algún presentimiento que con el
tiempo se ha confirmado?
·
¿Te ha venido alguna vez a la mente, sin saber
por qué, una canción cuya letra te daba respuestas a situaciones que estabas
atravesando en ese momento?
Este tipo de situaciones
descritas más arriba se incluirían dentro de lo que C. G. Jung acuñó con el término “sincronicidad”.
Todos hemos experimentado en
alguna ocasión coincidencias o casualidades que parecían casi mágicas. Pero la
realidad es que no existen las coincidencias o las casualidades. Existe la
sincronía como manifestación de la profunda
conexión que hay entre todas las partes que conformamos el universo y los hilos
invisibles que lo van moviendo y que tan sólo podemos vislumbrar en
determinados momentos.
En palabras de Friedrich Schiller: “No existe la
casualidad. Lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más
profundas”.
Yosano Zin (maestra Zen) lo
explica de esta manera tan bonita: “Si
en lugar de estar en el suelo de la isla a la que pertenecemos pudiéramos
elevarnos en el aire, veríamos que, en realidad, hay dos islas y un océano
entre ellas. Pero tomar perspectiva, no está al alcance de todo el mundo, ya
sea por miedo, por dudas, por falta de capacidad o de conciencia. Y aun así,
tomando perspectiva, lo único que logramos saber es que existe la otra isla,
pero ello no implica que podamos ver la totalidad de lo que hay y acontece en
ella, tan solo, podemos acceder a pequeños detalles”.
¡Y es totalmente cierto! De todos
modos, aunque no podamos ver y saber todo cuanto acontece en la otra isla,
vislumbrar su existencia nos cambia totalmente la visión de la vida y nuestra
forma de vivirla porque comenzamos a vivir con los ojos abiertos y a confiar, sabiendo que nada ocurre por casualidad, que todo tiene
un porqué y un para qué, aunque nuestra mente racional no sepa, aunque no
entienda, aunque no logre ver todo el mapa. Este es un acto de humildad enorme,
pues hemos creído durante mucho tiempo que mediante la razón podemos
aprehenderlo todo y que todo depende de nosotros.
Cuando estás completamente
conectado puedes ver y sentir que estas señales cada vez se dan más a menudo y
con mayor intensidad, sabes (y no desde la razón) cuando estás en tu camino y
cuando no. Y también sabes que no estás solo, que nunca has estado solo, y que
el universo te guía y te protege.
En posts posteriores compartiré
algunas de las sincronías que he vivido en los últimos tiempos, pues tengo un pequeño
“diario de señales” que comencé cuando vi que cada vez se estaban dando con más
asiduidad y quería asegurarme de no olvidarlas.
Por todo esto que os he
compartido hoy, y muchas otras cosas más que me he dejado en el tintero, hace
ya tiempo que pienso que la vida es
magia si sabes cómo vivirla.
O en palabras de Einstein “Puedes vivir como si nada fuera
un milagro o como si todo fuera un milagro”.
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